Artículos

Estamos convocados a vivir en Dios y con Dios – Francisco Cano

6. Pascua 2022 C Jn 14,23-29

No estamos con ideologías. El mensaje cristiano no es tanto la salvación en su carácter de liberación de la opresión o de perdón de los pecados, cuanto que estamos convocados a vivir en Dios y con Dios. El mensaje cristiano es histórico, parte de Jesús y vuelve a Jesús. Este mensaje necesita ser iluminado y llevado a plenitud por la acción del Espíritu. Este Espíritu es el que tiene capacidad de renovar, recrear, actualizar y dinamizar hoy el mensaje de Jesús; primacía de Dios sobre el ego, del Espíritu sobre la carne, de la gracia sobre las obras.

Estamos dando un vuelco a las pretensiones humanas de protagonismo, cuando en realidad, desde la fe, el protagonista es Dios. No son los dogmas, pero tampoco las “obras”, quiero decir “mis obras”. Estamos afirmando que el creyente queda asombrado al descubrirse amado, antes de que mi yo se ponga por delante para decir que es mi esfuerzo el que me lleva a la perfección. ¿Cuál es la verdad revelada? Soy amado.

El Evangelio es muy claro: sólo puede asegurar que ama a Jesús el que hace lo que Jesús quiere. ¿Acaso podemos saber con seguridad las cosas que Jesús quiere? Evidentemente: que en la vida siempre triunfe la veneración por el otro, que se traduzca en tolerancia con el que piensa diferente y en la valoración por los demás. Y estas son las cosas que Jesús quiere, porque sólo a partir de ellas es posible convivir en paz. Y esta es la vida cotidiana del cristiano: poner mucho amor en lo que hacemos. Tenemos que caer en la cuenta de que lo más grave que puede pasar entre las personas, o en los grupos, es que la relación entre las personas se rompa. Esto es lo que hoy constatamos en la Iglesia, esto es lo más grave. Por esto el Evangelio tiene una fuerza irresistible de iluminación de la realidad.

“Sois hijos en el Hijo y ahí está precisamente la luz que os ilumina y transforma; “viéndonos en Él, nos vemos a nosotros mismos” (2 Cor 4,6). Jesús se despide con el saludo de Shalom, es todo un programa para vivir en la dinámica de la paz creativa, reflejo del ser de Dios, lejos de la dinámica de la violencia que se resiste a la implantación de Dios en la tierra.

La conducta con relación a alguien es lo único que no engaña. El hombre no es divino, sino que Dios lo eleva hasta participar en la vida divina por pura gracia, sin dejar de ser criatura, lo cual implica una historia de amor, único modo de estar unidos en la diferencia. La visión más realista es que la vocación del hombre es divina, pero realizarla es don de Dios, y este camino exige esfuerzo, pero no depende del esfuerzo. La sabiduría reside en la relación con Dios: confiar, esperar, agradecer, pedir.

El razonamiento que hace Jesús en este evangelio es contundente: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él. Me mostraré a él”. ¿Por qué es contundente? Por la sencilla razón de que el que ama de verdad a alguien demuestra que lo ama cuando hace lo que quiere, desea y agrada a la persona en quien ella dice que tiene puesto su afecto, cariño y amor. Por lo mismo sólo puede asegurar que ama a Jesús el que hace lo que Jesús quiere. Pregunta: ¿Dónde tienes puesto tu corazón? Hay entre nosotros demasiados gestos convencionales, ritos, ceremonias que están vacíos…

Guardar la Palabra de Jesús no cierra, sino que se abre en cada gesto de cercanía, se manifiesta en cada entrega a las personas, en cada servicio; pero dejemos claro que el “buenismo” no arregla los problemas de la vida, lo que no es obstáculo para dejar de ser buenas personas con todos y en toda circunstancia.

Share on Myspace