Antropología y teología de la amistad

Persona, nº 39


José Luis Vázquez Borau
12,00 €
Descripción

José Luis Vázquez Borau

  • Colección Persona, nº 39, 2011
  • ISBN: 978-84-96611-85-6
  • Páginas: 132

El amor va de dentro a fuera: es un don que necesita ser aceptado, unos ojos que buscan otros ojos, una mano al encuentro de otra mano, una pregunta en demanda de respuesta. Pero puede ocurrir que el don no sea aceptado, que no se crucen las miradas ni se estrechen las manos, ni se obtenga una respuesta. Con esto vemos que el amor, como el ser de la persona, es dialógico, lanzándose hacia un tú con quien plenificarse. El ser humano se vuelve un yo a través de un tú, encontrando en el nosotros su justa dimensión. Toda amistad supone amor, a no ser que se la quiera convertir en vano pasatiempo, pero no todo amor supone amistad. La amistad es la disposición del espíritu que consiente en obrar con facilidad y alegría el bien de la otra persona. Nace como sentimiento y alcanza después su plena verdad, al ser querida y cultivada como forma de amor. En el cristianismo, la amistad se considera una virtud en cuanto refleja el amor de Jesús por todas las personas, sin distinción: en efecto, en Mateo (11,19) y en Lucas (7,34) se denomina a Jesús “amigo de publicanos y pecadores”. Lo mismo vale para los casos en los que Jesús se dirige a los discípulos, llamándoles “amigos” (Lc 12, 4; Jn 15, 14s.): llegaron a él como pecadores, su amor los hizo miembros de la nueva comunidad del reino, en el que son amigos de Jesús e hijos del Padre. En las palabras del evangelio de Juan: “Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre” (Jn 15, 15), la imagen del amigo reafirma la fidelidad del Dios de la alianza, que tiene una disposición benévola frente al ser humano pecador e interpreta esta relación como amistad, es decir, con un significado que corresponde plenamente a la necesidad humana de relaciones positivas y con connotación afectiva.

Hemos dividido el presente estudio en seis partes: 1. La amistad como categoría antropológica; 2. La amistad como categoría teológica; 3. La amistad como categoría misionera; 4. La amistad en Carlos de Foucauld; 5. La amistad como llave evangelizadora en la familia espiritual de Carlos de Foucauld; y, finalmente, 6. La amistad como requisito para el diálogo interreligioso.

José Luis Vázquez Borau nació en Barcelona el 1 de enero de 1946; casado y padre de un hijo; profesor y escritor. Doctor en Filosofía y en Teología. Realizó un curso de Estudios Bíblicos en la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo (Suiza).

Miembro de la familia evangélica de Carlos de Foucauld desde el año 1971; ha vivido en distintas fraternidades: a) de presencia y evangelización, en Roquetas de Mar (Almería); b) de estudio, en Fribourg (Suiza); c) de acogida y oración, en Grenay (Francia), Spello (Italia), Beni-Abbés (Argelia), en el Poblado de San Francisco de Huercal-Overa y Uleila del Campo (Almería). Responsable-fundador de la Comunidad Ecuménica Horeb-Carlos de Foucauld desde el año 1978.

Forma parte, desde el año 1986, del Instituto Emmanuel Mounier. Presidente del Instituto Emmanuel Mounier Catalunya desde su fundación el año 2001. Cofundador del Centro Horeb para el estudio y encuentro de las religiones, vinculado a dicha entidad, que ha comenzado su andadura el año 2005.

Premio Emmanuel Mounier 2000 y Premio Betania escritor del año 2005. Desde que editó su primer libro Introducción al pensamiento de Maurice Nédoncelle (1991), hasta su último libro publicado La inteligencia espiritual o el sentido de los sagrado (2010), ha publicado más de cincuenta obras de filosofía, religión, sectas y semblanzas de personajes.

Reside en Barcelona, España.