Erasmo de Rotterdam
Carlos Díaz
Carlos Díaz
- Colección Sinergia. Serie verde, nº 45, 2012
- ISBN: 978-84-96611-98-6
- Páginas: 116
Los estudiantes europeos que disfrutan de la beca Erasmus, desconocen, en su mayoría, la vida del sabio en el que se inspiró ese programa de intercambio cultural. Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue, según Stefan Zweig, "el primer europeo moderno consciente", ciudadano de toda Europa por estar hondamente arraigado en la república de las letras y por ser su patria la cultura. Erasmo combatió con su pluma todo fanatismo, por todas partes intentó sembrar la paz en una época en la que sus contemporáneos hacían todo lo posible por crear división y enfrentamiento, se propuso reformar una Iglesia que estaba alejada del Evangelio de Cristo, pero se opuso también a una Reforma que le decepcionó: nuli concedo, dirá él. Rechazó la violencia y la guerra y buscó siempre la concordia y la paz, haciendo honor a su nombre (Erasmios, que en griego significa amable, deseado, amado, gracioso, encantador). Viajero infatigable, vivió en Holanda, Inglaterra, Francia, Italia, Suiza... siempre al lado, o incluso dentro, de una imprenta, divulgando el saber clásico, traduciendo, componiendo obras literarias, pedagógicas, religiosas, morales, políticas... nadie como él sacó, tan pronto, tan gran y tan buen partido de la invención de Gutenberg. Injustamente olvidado, seguir la huella de Erasmo es encontrarse con esa otra Europa del espíritu que trasciende las fronteras y los siglos, a la cual ha vuelto su espalda esta Eurolandia, cuya necedad habría fustigado Erasmo con su aguda ironía.
Carlos Díaz es profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, célebre conferenciante por todo el mundo y autor de más de dos centenares de libros. Por su incansable y apasionada actividad es el representante más conocido y reconocido del personalismo comunitario en el ámbito de habla hispana. Por afinidad y empatía nadie mejor que él para biografiar a Erasmo de Rotterdam, a quien le une el amor a la cultura clásica humanista, al estilo docto y elegante, pero claro y pedagógico, y la sensibilidad al Evangelio vivido con sencillez y libertad. Tan próximo a Erasmo, completa ese humanismo renacentista, algo elitista, con ese rasgo básico del personalismo que es la cercanía comunitaria a los pobres.