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José Alonso Morales, in memoriam – Por Antonio Piñas

Ha fallecido a los 77 años José Alonso Morales, Pepe para los amigos, un hombre bueno, afectuoso, humilde e incansable en su militancia, su compromiso, con el personalismo y con su familia y sus amigos. Quizá ambos compromisos sean solo uno pues, quien como Pepe, vive el personalismo comunitario, sabe que no se puede separar el cuidado de las personas del constante empeño por difundir, a tiempo y a destiempo, un saber que construya una humanidad de relaciones cada vez más cálidas. Pepe no olvidaba a sus amigos, por eso ayer, cuando recibí el mensaje de su hijo Julio, junto con el dolor por su marcha, sentí el malestar porque hacía un par de meses que me “tocaba” haberle llamado. A veces, estamos tan ocupados con lo urgente, que no hay lugar en la agenda para “lo importante”.

Desde estas líneas solo puedo glosar quién fue Pepe para mí, visto desde la experiencia de pocos años en los que compartí su amistad. Pepe era una persona de gran corazón y de mente inquieta; deseaba conocer y admiraba a los maestros. Por eso, en sus siete ciclos de pensamiento humanista organizados en el Centro Cívico Villagrande de Alcorcón, llevaba a ponentes con la esperanza de generar en el auditorio un conocimiento que, a la par, moviera sus corazones para el cambio personal y comunitario. Su gran frustración, me decía, es que no iban los “políticos”. Cuántos desvelos por llevar a cabo estos ciclos en los que le apoyé dándole nombres de posibles ponentes con los que él luego contactaba y cerraba el tema de sus ponencias. La pandemia le obligó a cerrar temporalmente. En enero del 2020 fue la penúltima, sentando en la misma mesa a Carlos Díaz y a Manuel Suances y en febrero la última, a cargo de Pablo Sánchez Garrido, profesor del CEU. Con relativa frecuencia, con esa humildad que le caracterizaba, me llamaba para compartir el título de las intervenciones y pedirme opinión.

En su afán por aprender para seguir comprometido con lo social, Pepe no dejaba de leer a los maestros, pero tampoco abandonó el ejercicio de la escritura. Publicó dos obras con la recopilación de artículos suyos, escritos al hilo de noticias y acontecimientos personales pero también de entrevistas. En 2012 escribió una biografía de su tío Fray Honorato de Villanueva OFM (1898-1983). Previamente había escrito el libro ¿Quién dice la gente que soy yo? Cartas a Dios, con dos reimpresiones, en el que, con su gran capacidad de convocatoria, solicitó a personajes públicos y no públicos, que escribieran una “carta a Dios”, tanto a creyentes como a no creyentes: Olegario González de Cardedal, Carlos Díaz, Pedro Ruíz, José Jiménez Lozano, Lina Morgan, Luis Eduardo Aute, Irene Villa, Enrique Rojas, …En el prólogo dice haber escrito más de 150 cartas, unos contestaron, otros no. El resultado fue un florilegio de narraciones sobre el Dios conocido para unos, desconocido para otros, pero, en definitiva, narraciones en primera persona sobre un tema íntimo que nos da que pensar.

La vida de Pepe ha sido tan rica, que no resulta fácil describirla en pocas líneas, ni soy yo el más indicado para hacerlo. Solo puedo dar una perspectiva, la que me dio la amistad que compartimos. Tu enfermedad quiso doblegarte muchas veces, pero no lo consiguió, ni siquiera el Covid que te llevó al hospital en marzo. En los mensajes que cruzamos me decías: “lo vivo con la esperanza de vencer al bicho y seguir preconizando el personalismo”. Lo conseguiste y, al volver a tu vida cotidiana, pudimos hablar por teléfono. Como en tantas ocasiones me lanzabas un encargo: me pedías unas reflexiones sobre la pandemia. Creo que no te importará que reproduzca tu correo con el encargo, una muestra más de tu mente y corazón inquieto, tan propio del personalista comunitario, que, como Mounier, toma el acontecimiento como el maestro interior. Este fue tu encargo:

Como ampliación de llamada telefónica, te adjunto las consideraciones que te apunté para tu reflexión.
Ante la nueva situación por la que estamos pasando.
Ante esta pandemia de características incalculables.
Ante un virus que ha paralizado el mundo.
Ante una sociedad y un mundo creído de dominarlo y/o de cambiar las leyes de la naturaleza.
Ante el actual ser humano lleno de egoísmos, poseedor de todos los bienes propicios para adorar el becerro de oro.
Ante esta tragedia humana que nos tiene el corazón en un puño.
Ante esta angustia de los que han muerto o hemos sido presa de las garras de este maldito virus.
Ante tantos bulos por parte de los muchos medios que nos tiene desconcentrados.
Ante esta pandemia insólita y desconcertante de la historia.
Ante… tantas y tantas preguntas que nos podemos hacer en torno a lo que estamos viviendo…
¿Qué tienen que decir los grandes intelectuales?
¿Cuál es la visión y/o reflexión de los filósofos?
¿Cuál es la orientación y rumbo que debemos tener desde la mentalidad de los pensadores?
¿Cómo se puede llegar a lo vital de la persona desde el pensamiento filosófico con el predominio de la inteligencia?
Y todo cuanto de bueno puedas aportar.
Con mi gratitud te envío un fuerte abrazo.
Pepe

 

Querido Pepe, sin duda que el Padre bueno en el que creíste ya te ha estrechado en un amoroso abrazo y que le has hecho llegar tus “cartas a Dios”. Dile que, nuestra pequeña fe, no nos permite comprender que te hayas ido tan pronto. Hasta siempre amigo. Échanos un cable para continuar con tu ciclo de pensamiento humanista. Las empresas de las personas grandes como tú no se acaban. Esto es un punto y seguido.

Antonio Piñas Mesa.

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