Carlos Díaz

• Colección Sinergia. Serie roja, nº 48, 2013
• ISBN: 978-84-15809-07-4
• Páginas: 111

El ser humano no ha nacido para cuidar de sí mismo únicamente, sino para hacer mucho más que eso: para contribuir: «En este momento la mitad del mundo está luchando por ocuparse de sí misma sin lograr ese propósito básico del ser humano que es contribuir a este mundo en general. Disponemos de esa capacidad, pero no la hemos descubierto; y tenemos que creer que puede haber un mundo sin pobreza antes de crearlo. Éste es el reto al que todos nos enfrentamos. Si creemos, entonces sucederá, porque trabajaremos para lograrlo. No se trata de creer e irse a casa; se trata de creer y trabajar por ello. Y si todos trabajamos en la misma dirección, sucederá. Si pudiésemos lograr un mundo sin pobreza, el único lugar en que se la podría ver en el futuro sería en el museo de la pobreza para mostrar cómo era el mundo y lo crueles que eran nuestros sistemas, que permitieron que otros seres humanos sufrieran de este modo sin que tuvieran ninguna culpa. Ese día seremos nosotros los culpables ante los ojos de nuestros hijos y nietos, quienes visitarán ese museo de la pobreza y se preguntarán por qué permitimos que eso sucediera». Bajo el signo de estas palabras de  Muhammad Yunus querría el autor que fuesen leídas las páginas de este libro.

Carlos Díaz dice de sí: «Hemos nacido para traducir a los no traducidos e investigar lo que otros investigacionistas no investigan. Ante los maestros verdaderos hemos practicado la escucha en el silencio, también la pregunta y el agradecimiento. Con su ayuda hemos leído, traducido y editado los cuatro volúmenes de las obras completas de Emmanuel Mounier, a Jacques Maritain (hay un libro anónimo de nuestra autoría sobre él en Editorial Cincel), a Jean Lacroix (a quien conocimos personalmente y nos pareció encantador), a Maurice Nédoncelle (de quien fuimos correspondiente durante años), a Romano Guardini, cuyo tomo I de su Ética tradujimos, a Paul Ricoeur, (con quien hemos compartido mesa y diálogo en varios encuentros internacionales y algunos de cuyos libros hemos editado en nuestra colección Esprit de Editorial Caparrós, y después en la Fundación Emmanuel Mounier), a Paul Louis Landsberg, a Emmanuel Levinas (hombre sencillísimo con quien toreamos mano a mano ante 25.000 espectadores en Rímini –Italia–, él una conferencia y nosotros otra, y del cual tradujimos Nombres propios), a Franz Rosenzweig (el primer libro general sobre él en España es precisamente de un servidor), a Martín Buber (de quien tradujimos varios libros), a H.U. von Baltasar (de quien también tradujimos alguno de sus artículos sobre Calderón de la Barca, y con quien tuvimos el honor de compartir durante muchos años la Communio por él fundada, cuya edición española llegamos a dirigir, aprendiendo allí de los más grandes maestros de la teología católica), a Jean Luc Marion (cuyos Prolegómenos a la caridad fueron el primero de sus libros traducidos al español), y cuya amistad aún conservo. Gracias».