El ser humano: más allá del animal y la máquina

Persona, nº 62

Gabriel Amengual, Juan Arana, Francisco J. Génova,
Ángel Guerra, Moisés Pérez y Carmen Herrando (coord.)
12,00 €
Descripción

Gabriel Amengual, Juan Arana, Francisco J. Génova, Ángel Guerra, Moisés Pérez y Carmen Herrando (coord.)

  • Colección Persona, nº 62, 2018
  • ISBN: 978-84-15809-49-4
  • Páginas: 150

Nos hallamos hoy ante una suerte de reedición del viejo expediente de la reducción de lo humano a puro maquinismo, que hiciera en su tiempo Julien Offroi de Lamettrie en su famoso texto L'homme machine (El hombre máquina), de 1747, donde aplicaba al ser humano la concepción cartesiana del animal, que veía a este último como una verdadera máquina.Tal corriente ha llegado a desarrollar una concepción cibernética del hombre, de la que derivan tanto la teoría computacional de la mente como algunas sectas -la de los extropianos, por ejemplo- que prometen la inmortalidad por la vía de la transmigración de la mente a un ordenador. Por otro lado, en el contexto de una mayor conciencia del abuso de la naturaleza por parte del hombre, nos encontramos con la creciente concepción del ser humano como un animal más, que convive en la naturaleza con el resto de especies animales y vegetales, y con la denuncia de la supuesta superioridad del hombre, de quien se tiende a pensar que ha traicionado su animalidad pretendiendo salirse de ella desde una falsa superioridad frente al resto de los seres naturales.

Pero ni el reino animal ni la máquina pueden absorber a la persona. El peligro está en que la persona no ejerza como tal y se deje despersonalizar estúpidamente por una barbarie biológica o cibernética que habrá sido promovida por el mismo ser humano. El hombre está ciertamente destinado a ejercer ese dominio sin abusos, sin tiranía; un dominio que sea auténticamente moral. Esta reflexión es la que plantean los capítulos de este libro; un tema urgente, que demanda sensatez profundidad y estudio sobre esta particular manera de ser del hombre, que es ser persona.