Identidad
¿Quiénes somos?
El Instituto Emmanuel Mounier es una organización social, política y cultural, nacida de la sociedad civil en 1984 por iniciativa de un grupo de personalistas. Surge con la intención de crear un ámbito de encuentro entre trabajadores, intelectuales, profesionales y gentes activas en general, con una memoria histórica y un deseo común transformador.
En el Instituto Emmanuel Mounier pretendemos rememorar, mediante la reflexión, el compromiso y la acción militante, el legado de los hombres y mujeres que, a través de la historia, han luchado por una sociedad más libre, justa, fraterna y autogestionaria.
Somos solidarios con las personas y los pueblos del Sur, denunciando las causas que provocan el abismo de la desigualdad y la injusticia en nuestro mundo, y modificando nuestras actitudes posesivas y nuestra forma de vida, con la certeza de avanzar hacia una sociedad personalista y comunitaria.
Profesamos la no violencia activa y denunciamos el belicismo y militarismo presentes en nuestra sociedad. Objetamos contra la fiscalidad y contra la obligatoriedad del servicio militar. Nuestro pacifismo opone, a la cultura de las armas, las armas de la cultura, para luchar contra aquellas mediaciones estructurales que hacen imposible la paz.
Instituto Emmanuel Mounier - Asociación Civil
Las mujeres y los hombres que formamos parte del Instituto E. Mounier, frente a quienes propugnan hoy una nueva ley del aborto, afirmamos:
El valor inviolable de la vida humana
Afirmamos que toda vida humana tiene una dignidad y un valor inviolables. Ninguna consideración legal, cultural, política, científica o económica puede autorizar a disponer de esa vida y mucho menos a eliminarla. Ninguna votación puede legitimar un atentado contra la vida humana.
Porque estamos hablando de vida humana
Desde el momento de la concepción estamos en presencia de una vida humana diferente a la de la madre que la alberga y del padre que contribuyó a engendrarla. Esta realidad es indiscutible. Por la aplicación del principio de prudencia, bastaría incluso con que cupiese la menor duda al respecto para que, por precaución, se protegiera esa vida humana. Por lo tanto, es a aquellos que defienden que esa vida humana puede ser eliminada a voluntad a los que corresponde la carga de la prueba: si no pueden probar, más allá de cualquier duda razonable, que no estamos tratando con una vida humana diferente de la madre, tampoco pueden defender la legitimidad de su eliminación.